No en vano el capitán Panaka era conocido como "los ojos más rápidos de Naboo" pues este hombre de tez oscura y corpulenta apariencia es el guardaespaldas perfecto: atento al detalle, veloz para actuar y leal hasta la muerte.
Desde joven Panaka estuvo interesado en cuestiones militares por eso fue que se unió a un grupo especial de las Fuerzas Armadas de la República Galáctica encargado de patrullar Naboo y varios sistemas aledaños. Con este grupo Panaka desarrollo respetables habilidades tácticas y de combate.
Al cabo de su periodo con el grupo especial, Panaka regreso a Naboo para enrolarse con las Fuerzas de Seguridad de su planeta. Ahí sirvo bajo el capitán Magenta, quien era el encargado de la protección del entonces rey Veruna. Dada la naturaleza voluntaria de este cuerpo, no le costo mucho tiempo a Panaka convertirse en el segundo al mando.
Para ese entonces se dio el extraño escándalo interplanetario que saco a Veruna del trono. Semanas después el antiguo monarca de Naboo apareció muerto. Como consecuencia a estos hecho, el capitán Magenta renuncio a su puesto aduciendo incapacidad para proteger al siguiente monarca. De esta manera Panaka se convirtió en el nuevo jefe de la Guardia de Seguridad, la Guardia del Palacio Real, el Cuerpo Real de Pilotos y guardaespaldas de la recién electa Reina Amidala.
Al poco tiempo de asumir el cargo, Panaka demostró sus habilidades como oficial de mando: puso en estricta regla a sus hombres y designo complejas rutinas de seguridad, incluyendo el juego de los señuelos para proteger a la Reina Amidala. Este esquema trabajaba de esta manera: cada vez que Amidala enfrentaba peligro, ella se haría pasar como otra de sus damas de compañía mientras Sabé personificaba a la Reina.
Cuando se dio la invasión de Naboo, Panaka demostró ser el oficial más leal a la Reina. La acompaño a lo largo de su peregrinaje hacia Coruscant haciendo todo lo posible para proteger a su majestad. Inclusive Panaka llego a cuestionar el plan de acción de los Jedi cuando este comprometía la seguridad de la Reina. Siempre estuvo a su lado, aun cuando retomaron el Palacio y debieron haberse enfrentado a los interminables soldados mecánicos de la Federación de Comercio.